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La demanda se define como la respuesta
al conjunto de mercancías o servicios, ofrecidos a un cierto precio en una plaza
determinada y que los consumidores están dispuestos a adquirir, en esas circunstancias.
En este punto interviene la variación que se da por efecto de los volúmenes
consumidos. A mayor volumen de compra se debe obtener un menor precio. Es bajo
estas circunstancias como se satisfacen las necesidades de los consumidores
frente a la oferta de los vendedores.
La demanda tiene, adicionalmente, modalidades que ayudan a ubicar al oferente
de bienes y servicios, en función de las necesidades de los demandantes. En
primer lugar hay bienes y servicios necesarios y bienes y servicios superfluos,
de lujo o no necesarios. Para el caso de los bienes necesarios se trata de productos
o servicios indispensables para el cliente, con los cuales satisface sus necesidades
más importantes. En algunos casos, en función de los estratos sociales, algunos
bienes o servicios se vuelven indispensables, pero no es igual para todos los
niveles de consumo.
Los bienes y servicios de lujo no son necesarios para el cliente, pero su demanda
obedece a la satisfacción de un gusto, lo cual generalmente los coloca en un
costo más elevado, en este caso el beneficio que deja la producción o comercialización
de los mismos es proporcionalmente mucho mayor que en la producción.
Por otra parte, en función del tipo de consumidor, los bienes y servicios que
se demandan pueden ser de tres tipos: los bienes de capital, los bienes intermedios
y los bienes de consumo final. Por bienes de capital se entiende las maquinarias
y equipos utilizados en la fabricación de otros bienes o servicios: Esta es
la demanda de la industria y de otras empresas.
Los bienes intermedios o insumos son aquellos productos que todavía se van a
transformar y que han de servir para la producción de otros bienes o servicios.
Por último, los bienes finales son los consumidos por el cliente quien hará
uso de ellos directamente, tal como los entrega el productor o comercializador
al usuario final.
Los productos o servicios también se pueden analizar, desde el punto de vista
de la demanda, por su temporalidad. Es así que ciertos bienes o servicios se
demandan durante todo el año, como el caso de los alimentos básicos: pan, tortillas,
leche etc. Se dice que éstos tienen una demanda continua. Bajo este mismo ejemplo,
se tienen los productos cuya demanda es estacional y depende de cuestiones culturales,
comerciales o climáticas, como las frutas de estación, los regalos de épocas
navideñas o los impermeables en épocas de lluvia. Aunque existen otros productos
cuya demanda es irregular y no obedecen a ninguno de los factores antes descritos.
Conocer la demanda es uno de los requisitos de un estudio de mercado, pues se
debe saber cuántos compradores están dispuestos a adquirir los bienes o servicios
y a qué precio. La investigación va aparejada con los ingresos de la población
objetivo (ésta es la franja de la población a quien se desea venderle) y con
el consumo de bienes sustitutos o complementarios, pues éstos influyen ya sea
en disminuir la demanda o en aumentarla.
En el análisis de la demanda, se deben estudiar aspectos tales como los tipos
de consumidores a los que se quiere vender los productos o servicios. Esto es
saber qué niveles de ingreso tienen, para considerar sus posibilidades de consumo.
Se habla, en ese caso, de estratos de consumo o de una estratificación por niveles
de ingreso, para saber quiénes serán los clientes o demandantes de los bienes
o servicios que se piensa ofrecer. Aparte de ello, se deben conocer los gustos
y modas, pues los intereses de los grupos de consumidores menores de edad, no
siempre responden a un nivel de ingresos que les permita consumir como lo pueden
hacer estratos económicos con un mayor poder adquisitivo, pero con gustos distintos.
Además, en muchos casos, influye la moda, que debe tomarse en cuenta para la
oferta de bienes o servicios, pues de manera general los intereses del consumidor
cambian muy rápidamente y es necesario adaptarse a sus gustos.
Finalmente, la demanda, o la oferta, se debe analizar en la relación prevaleciente
respecto del comercio exterior, pues un cierto número de productos entran al
mercado nacional, en tanto que otros salen al extranjero. Por ello se habla
de Consumo Nacional Aparente que se define como la producción nacional, más
las importaciones (M), menos las exportaciones (X). Esto se expresa:
CNA = PRODUCCIÓN NACIONAL + M - X
Esto último lleva al análisis
del comercio exterior que se verá en su momento.
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