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El establecimiento de políticas
tiene como objetivo, evitar la insuficiencia o exceso de efectivo y activos
circulantes así como optimizar los costos asociados mediante su manejo y administración.
Caja y bancos
Las empresas requieren del establecimiento de políticas de efectivo que les
permitan contar con los recursos financieros necesarios para hacer frente a
sus obligaciones de corto plazo, por lo que deben tener fondos suficientes para
hacer frente a los desfases que se producen entre los ingresos y los pagos dentro
de las operaciones normales de la empresa, ya que en algunas ocasiones éstos
no concurren conforme a lo programado y, en otras, se requiere la creación de
fondos durante un cierto tiempo para poder cumplir con pagos no constantes,
como pueden ser: el pago de dividendos o de impuesto sobre la renta.
Las políticas pueden establecerse con el fin de mantener un nivel de efectivo
superior al normal como una previsión de oportunidad, para aprovechar en un
momento dado el beneficio de emplear o invertir en condiciones favorables, como
la compra a precio reducido de un lote importante de materia prima, la compra
o la obtención de un descuento importante por pago anticipado.
Algunas empresas requieren mantener cantidades superiores a las normalmente
necesarias en su función operativa, para hacer frente a una situación de falta
de liquidez repentina que puede producirse por una baja importante de ventas,
aumento en el precio de las materias primas o por una falta de recuperación
oportuna de las cuentas por cobrar a clientes.
Si la empresa no cuenta con una política definida sobre el nivel de efectivo
que debe mantener, sus saldos reflejarán el resultado de las operaciones derivadas
de las áreas de producción, ventas, distribución, entre otras.
El buen juicio, el conocimiento de la empresa y bases firmes de cálculo de los
siguientes rubros, son necesarios para establecer una política de efectivo adecuada:
Cobros a clientes. La cobranza a clientes
debe determinarse con base en las ventas y condiciones de pago que han sido
establecidas con ellos, para lo cual es importante conocer el comportamiento
y actitud de los clientes de la empresa respecto a las condiciones de venta
pactadas.
Salarios. Es recomendable que se haga
sobre la base de un cálculo individual en el que se listen todos y cada uno
de los puestos autorizados con su valor correspondiente, de preferencia por
área o departamento, para determinar una cifra que cubra las necesidades futuras.
De este cálculo se desprenden otros como son: las gratificaciones del seguro
social, el SAR y todos los beneficios a que el personal tiene derecho.
Proveedores. Este concepto está ligado
con los niveles de inventario que deben mantenerse y los ciclos de producción
que se hayan establecido, así como las condiciones de compra que se hayan negociado
con los proveedores. Su cálculo es semejante al empleado en los cobros a clientes,
con el fin de determinar la cantidad requerida.
Impuesto al valor agregado. El monto
a pagar a proveedores es calculado con base en las ventas netas que se hayan
estimado el mes anterior.
Inversiones en maquinaria y equipo.
Se deben prever las futuras inversiones en maquinaria y equipo, con base en
una serie de estudios, requisitos y aprobaciones para ser consideradas.
Impuesto sobre la renta. Representa
uno de los pagos importantes que debe realizar la empresa y su cálculo se determina
con base en lo que señala la ley.
Dividendos. La cantidad prevista para
este caso debe ser de conformidad a lo dispuesto por el propietario o por la
asamblea ordinaria de accionistas.
Reparto de utilidades. Se calcula con
base en el resultado de la declaración final del impuesto sobre la renta del
año anterior.
Otros. Deben reunirse todos los pagos
pequeños a que esté obligada la empresa en el corto plazo y destacar las partidas
significativas que requieran de una vigilancia estrecha.
En última instancia, se determinan los resultados de las operaciones anteriores
y se dicta la política sobre el nivel de efectivo que debe existir.
Cuentas por cobrar a clientes
Las cuentas por cobrar, son los créditos que la empresa concede a sus clientes.
La política de cuentas por cobrar es un instrumento de mercadotecnia y sirve
para fomentar las ventas. La administración de cuentas por cobrar a clientes
implica generalmente un dilema entre la liquidez y la productividad, ya que
si se ofrecen muchas facilidades para la venta de los productos, se incrementarán
las ventas y también las utilidades; pero por otra parte, se comprometen fondos
en cuentas por cobrar, que disminuyen la liquidez de la empresa.
Las políticas relativas al otorgamiento de crédito y los esfuerzos de cobro
determinan el monto de esta inversión en relación con las ventas realizadas
o por realizar. Es importante conocer el comportamiento de los clientes en la
liquidación de las facturas, así como las políticas que la empresa fije respecto
a la estrategia de venta mediante promociones o períodos extras de crédito,
que de alguna forma desplazan los productos a bodegas de los clientes, sin que
el consumidor lo haya adquirido. Esto origina una disminución en el flujo de
fondos de los clientes, lo que perjudica su liquidez y falta oportuna de pago
de las facturas de la empresa.
Para determinar la política más conveniente, es necesario considerar los costos
de financiamiento, los de cobranza y los de las posibles demoras e incumplimientos.
De esta manera, la empresa evaluará cada una de las políticas posibles con respecto
al tiempo y descuentos para el pago de la mercancía, y determinará la más conveniente,
considerando los costos adicionales de financiamiento y cobranza asociados a
esas condiciones. La empresa incurre en costos asociados con la morosidad en
el pago como son los gastos que implica el empleo de diferentes métodos para
el cobro. Si la cuenta definitivamente no se paga, la empresa tendrá que cancelar
en su totalidad el importe por gasto de las cuentas malas.
Una vez elegida la política apropiada, hay que vigilar las cuentas para asegurarse
de que los procedimientos de cobranza funcionan como es debido, que no existe
deterioro en la contabilidad de los clientes individuales y que a cada cliente
potencial se le investiga para determinar el riesgo que se corre al otorgarle
el crédito.
De una u otra forma, es necesario establecer políticas y mantenerlas congruentes
con la actividad económica actual.
Inventarios
La determinación de las políticas de inventarios tienen como objetivo fijar
el nivel óptimo de inversión que debe tener una empresa. Normalmente las empresas
de este giro tienen cuatro diferentes categorías de inventarios que son:
- Materias primas
- Productos en proceso
- Artículos o productos terminados
- Refacciones y herramientas
Cada uno de los inventarios tiene
una problemática diferente, por lo que deben analizarse con cuidado para así
poder delimitar sus implicaciones financieras, así como estar pendiente de un
problema común y básico que es el de mantener un nivel adecuado en función de
las ventas futuras. Mientras más reducido sea el inventario, mayor será la rentabilidad
de la inversión; pero si el nivel de inventario es muy reducido, acarrea problemas
de falta de existencia y, por lo tanto, de producción y más adelante de ventas;
que puedan afectar el volumen de éstas y generar una baja en la rentabilidad.
Para fijar el nivel de inversión adecuado se deben analizar una serie de factores
como son: el volumen de la producción requerida en función de las compras y
ventas, el mantenimiento de un inventario de seguridad por falta de suministros,
la reducción de precios en las compras por volumen o lotes, las perspectivas
de alza o baja en los precios, el costo y el riesgo de mantenimiento de la inversión,
la duración del proceso, el tiempo en que el proveedor surte los pedidos, el
tiempo de tránsito, la política de servicio a clientes, la demanda estacional,
las materias primas estacionales, entre otros aspectos.
El inventario de producción en proceso, en el caso de las empresas de este giro,
está en función de su tiempo de duración. A lo largo del proceso productivo,
la política de este inventario se da a partir del resultado de multiplicar el
número de días de proceso por el costo de ventas futuras.
El inventario de producto terminado debe ser suficiente como para impedir que
se incumpla con las entregas a los clientes.
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